miércoles, 19 de diciembre de 2012

OTOÑO: LA ESTACION RENOVADORA.





Nunca le había gustado el Otoño. Todo le daba tristeza: la brevedad de los días; el sol menos cálido; los pájaros que se iban antes a dormir; el frío que hacía abrigar su cuerpo y con ésto, también, sus sentimientos,para que éstos no la dejaran congelada. No era fácil desnudar el alma al frío. Sin embargo, se obligaba cada día a pasear un rato a la caída de la tarde, para así alejar a los malos pensamientos. Sumergirse en su "otoñofobia" era una terapia de choque muy necesaria. Y así, con su chandal y sus zapatillas deportivas, buscaba cada tarde el último rayo de sol. 

Se dejaba deslumbrar con el color del cielo, que en esta época se viste con unos colores imposibles de definir. El color de los granados que, ya sin fruto, se tornan amarillos,esperando de nuevo esos rayos de sol caliente que los llenen de vida y de verde. Las nubes, se vuelven juguetonas y adornan el cielo con mil formas que, con un poco de imaginación, se podrían llenar de vida. Pues... el Otoño... no está tan mal. Poco a poco, los pensamientos se van llenando de paz, de tranquilidad, de pertenencia al mundo, de gratitud, de colores ocres, de tazas de té humeantes, de tardes de mantita, de serenidad. El Otoño.... En realidad, una estación... preciosa, llena de matices, de pérdidas recuperables, de alfombras de hojas, de cantos de pájaros, de agua fresca, de transición, de oportunidades, de color..... Es el descanso de un verano largo y caliente, de juegos de agua, de vacaciones. Un tiempo de balance, preámbulo del fín de un año ya viejo que espera, impaciente, el relevo de un nuevo año. 

Son castañas, nueces, almendras... Bosques llenos de vida que se desbordan de manjares para el ojo experto. La estación del fuego por sus colores. Del olor a humedad de los campos, olor a tierra, el de la hoja que muere para volver a renacer... La estación renovadora.

 

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